Quilapayún Header Quilapayún - Sitio oficial
Para allá vamos
PorHugo Lagos FechaJunio 2015

Fotografía: Juan Pablo Carvajal

¿Aló?
Dijo la voz
¿Está el muerto?
¡Oye, aquí no hay ningún muerto!
Respondió la voz femenina ofuscada.

Estos telefonazos se repetían a menudo en la casa de nuestro amigo Alfonso Padilla que por su palidez se había ganado el apelativo más arriba indicado. Por aquella época su exilio y su vida la compartía con una niña finlandesa que nunca pudo entender la falta de tacto chilensis.

Alfonso fue apresado y deportado en los años más oscuros de la dictadura militar. En Paris nos contaba en interminables veladas, como había restituido de oído toda la cantata Santa María de Iquique durante su deportación para poder cantarla con prisioneros del mismo campo, nos mostró el cuaderno donde anotaba los acordes de cada canción con un lápiz a mina y puedo decir que al 99% eran correctos. Alfonso es hoy día musicólogo y compositor.

En una gira por Finlandia, nos planteó hacer unas entrevistas individuales a lo cual accedimos sin problemas, cada uno respondió en más o menos una o dos horas a sus pertinentes preguntas.

Le tocó el turno a Willy Oddó y ahí lo veíamos dándole hora tras hora en los camarines del teatro o en el hall del hotel, dos días pasaron, intrigados le preguntamos a Alfonso si la cosa avanzaba.

Alfonso miró al cielo moviendo la cabeza y nos contó:
-Lo que pasa es que, entre el liceo 7, Ñuñoa, el club de fútbol y la escuela naval hemos pasado mucho tiempo, yo le pregunté ¿pero, cuando entraste al Quilapayún?... “calma”, me dijo, “para allá vamos…”

La risotada fue general, todos conocíamos la historia del Willy y su propensión a contarla haciéndola durar.

“Para allá vamos” se transformó hasta el día de hoy en una frase irónica y benevolente de todo lo que uno trata de hacer así se haga o no.

En el fondo, como todos sabemos, no hay plazo que no se cumpla. “Para allá vamos”.