Con Carrasco, Parada y Willy Oddó fuimos a ver al administrador del Bobinó, un teatro de la rive gauche de París en la rue de la Gaité, barrio Montparnasse. El hombre nos recibió amablemente y nos dijo que en esa misma fecha un gran nombre de la canción francesa proyectaba hacer una serie de conciertos y que dependía de él la disponibilidad del teatro. Finalmente Georges Brassens no hizo su serie de conciertos y nosotros pudimos tener el teatro a nuestra disposición todo el mes de noviembre de 1980.

Fue la primera vez que hicimos una mise en scène para el espectáculo: textos de Cortázar, Neruda y algunos de Nicanor Parra. El polvoriento libro de la sabiduría hizo su entrada en el escenario y el grupo se impuso el “deber de la sonrisa”.

Al espectáculo acudieron el General y su Señora bajo la forma de monigotes gigantes cómodamente sentados en un palco cercano al escenario. El público francés los miraba con curiosidad.
En la inmensa cortina negra que servía de telón de fondo colgaba una imponente reproducción del Greco, “El caballero de la mano en el pecho”, símbolo de honor y dignidad.

El bombo legüero comenzó solo y la lunita del Willy invadió el teatro en silencio.
El Bobinó estuvo lleno todos los días.