Chile, fértil provincia y señalada, en la región antártica famosa…

Ahora nos tocó a nosotros…, la naturaleza así está hecha, cada chileno ha vivido en carne propia cinco o diez o más temblores en su vida y de repente el pencazo fuerte, como para recordarnos, como si no supiéramos que la posibilidad está ahí, agazapada en un rincón de nuestra memoria individual y colectiva.

Es la espada de Damocles que tiene Chile, en cualquier lado y en cualquier momento todo se puede venir al suelo.
Si claro, como no, las normas antisísmicas son respetadas, no, no pasa nada… bueno ahí vemos.

Vaya a decirle eso al que se le cayó la casa, el negocio, el departamento o al que perdió todo incluyendo a los seres queridos. Temblores culiados.

Al monstruo que duerme bajo tierra y que de repente se da vuelta para reacomodarse le da estrictamente lo mismo. No se culpe a nadie, la naturaleza es brava, sobretodo por allá abajo.

No somos iguales frente a la catástrofe y los poderes públicos, es decir todos nosotros, tendrán que asumir. Solidaridad nacional.

Por el momento silencio y respeto por las víctimas, después habrá que reconstruir y seguir viviendo con nuestro estigma natural.

Alguien dijo que Chile era una isla: al norte el desierto de Atacama, al sur la Antártica y el vacío sideral, al este la cordillera de los Andes y al oeste el océano Pacífico…

De allá somos